English
Français
Português
EMANUEL DE CASTRO
20 ans déjà...
Emanuel de Castro


"Mi historia es poco común. No me inspiré ni en una película, ni en una novela, es simplemente la historia de mi vida, llena de amistad, amor, angustia y desesperación. Todos los hechos son reales, solo algunos nombres se han cambiado con el fin de proteger la intimidad de las personas".

Pensarán que ya hay cantidad de biografías editadas sobre el mismo tema, pero estoy seguro de que la mía les resultará excepcional. No le deseo a ninguno de ustedes vivir todo lo que he sufrido. Tenía ganas de escribir este libro, no sólo para vencer viejos demonios, sino igualmente para transmitirles un mensaje de amor y esperanza. Quisiera decir a todas aquellas personas que se identifiquen conmigo, que no se rindan, pues vale la pena vivir la vida.

Si están desesperados, no olviden que siempre hay un destello de esperanza, alguien que los ama y que les tiende la mano cuando están en lo más profundo del pozo. Sobre cada uno de ustedes hay una estrella, síganla, ella los guiará a lo largo de toda su existencia.

Lo sé, piensan que la vida es injusta y a menudo se preguntan por qué algunas personas lo tienen todo y otras, nada. Dejen de compadecerse, díganse que, mientras el mínimo soplo de vida se desprenda de sus cuerpos, hay que luchar y así ganarán una victoria en la vida.

Huyan de la soledad, acérquense a los otros, siempre habrá alguien en su entorno dispuesto a ayudarles. Compartan su experiencia y permanezcan a la escucha de los más débiles. Acéptense tal y como son, pues, créanme, lo que realmente vale, es lo que hay en el fondo de sus corazones.

Puedo asegurarles que, si el futuro me depara más sufrimientos, estoy preparado para afrontarlos, volveré a levantarme una y otra vez hasta mi último suspiro; y si la muerte me espera al doblar alguna esquina, estaré feliz de haber podido dejar esta obra a mi familia, a mis amigos y a ustedes".

Emanuel de Castro

El libro de Emanuel de Castro esta disponible en versión francesa bajo el título de 20 ans déjà... »